DE LOS LAVADOS DE CEREBRO 2

Y sin embargo a ud. se le vá formando un temor. Un temor siniestro porque aparentemente nadie le va a creer. Le dirán que está loco. Y como ya lo estuvo, cualquiera dirá que son imaginaciones. Desvaríos. Se le burlan en su cara. El común de las personas dirá que el diablo se le metió en su cabeza, y el cual más, que está escapado del manicomio. Qué belleza. Extraños trabajos de caracter sicológico en que la amenaza es permanente. Claro que como el autor aparenta ser alcohólico, nadie dice nada, y todos lo saben. Enemigo público. Durante estos últimos años de manera sistemática y disimulada he sido objeto de presiones sicológicas y de supuestos accidentes a los que a mí se me antojan llamarlos intentos de asesinatos perfectos. Como para el común de las gentes era un autista, que más facil que enredarlo, hacerlo aparecer como un desquiciado, mientras le van sucediendo cosas extrañas. Anda uno como un bobo. Y durante los últimos treinta años, convencido que era un perseguido, una amenaza social, un pervertido; y permanentemente amenazado sicológicamente; pues ud. sabe que le han pasado cosas, y el uno le grita en la calle, otro lo insulta, el cual más, como en el caso de la casa embrujada en la que todo inquilino que llega se da sus infulas, y le habla por la calle, se le entra a su casa, se el sube al techo, y un grupo de vecinos le recuerdan que lo intentaron matar en atracos callejeros. Uno se hace el desentendido por que qué se puede hacer. Pareciera que ud. fuera el delincuentico del sector. Y nó. Recuerdo hace muchos años, muchos años antes de llegar a la casa con la tía que durante muchos años viví, en Ibagué, para ser más exactos, a un amigo que desde niños nos conocimos, y que años más tarde cuando estabamos jóvenes, caería en los malos caminos de la vida; y a quien sin embargo, por la amistad que teníamos traté de sugerirle para que no anduviera en los malos pasos. El negro Cuchumina, le decían. Con los años entendí el cuento. El sabía algo que yo no sabía, y alredor mío comenzaron a aparecer personajes y personajes que creo que también sabían lo que yo no sabía. Hubo un tiempo en que disfrutabamos de la vida como cualquier persona, pero con el tiempo me fueron apareciendo personajes siniestros que aparentando ser unas buenas personas habían aparecido en mi vida como si alguien los instiguira. En la unv. Libre me apareció un grupito, que con el tiempo entendí. El uno, su papá era abogado y tenía una oficína en donde hoy funciona un centro comercial: El Latino. El otro su papá era abogado y había sido del D.A.S , y aparentemente eran los mejores amigos que hubiera podido tener. Sin embargo desde Ibagué ya venía con una amiga con la que compartí muchas cosas, y otro grupo de amigos a quienes en un momento consideré como mis hermanos. Es curioso. En la medida que me fueron sucediendo cosas, el trabajo sicológico de éstos estaban orientado bajo un mismo tema, y cuando llegué a la casa de los embrujos en un solo año me sucedieron cosas descabelladas y siniestras. Creo que fué un propagandista del régimen Nazi, Goebels, si mal no recuerdo, el que dijo: Una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad. No solo se fué creando a mi alredor una aureola, mientras urdían y urdían, provocadores me fueron saliendo en el camino, y en la casa comenzaron a aparecer personajes como el advenedizo que trajo un familiar desde Cúcuta y que se nos aparecía a las horas menos pensadas, como si se quisiera quedar en ella; mientras yo iba cayendo en el precipico del alcoholismo. Hoy entiendo. No sé si se leyeron un cuento de Borges en la que un soñador sueña un sueño. Algo parecido. Cuando el soñador se despierta se encuentra con que el que está soñando es un sueño. O sea un sueño de otro sueño. Así ha pasado con mi vida. Sale uno, y llega otro a provocar, a amedrentar, a sugestionar. Alguien, algunos, han estado soñando conmigo, como si algo les debiera. Otros han salido a pescar en río revuelto, y yo como siempre, salgo de un sueño para entrar en otro. Es un trabajo muy sutil. Extraño, verdad? Pero como el que dice ésto, está ido de la cabeza, es un paranoico, y no tiene en que caer muerto, cualquiera de los que van llegando a la casa embrujada, o los amigos de los amigos de los vecinos que parecieran más bien estar enamorados de la casa, o se van a ganar un buen premio, se dedican a provocar y ha a amenazar. Qué trabajito tan bello. Y los familiares contentos, si es que de verdad lo son. Pues de acuerdo a lo vivido en la casa embrujada y en otras partes pareciera que no. Verdad que estoy loco?

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