La Antesala de la Locura

Aunque es poco probable que nadie crea lo que estoy contando, en las imagenes del anterior blog cualquiera puede imaginarse una extraña conspiración donde además de ejercerse el maltrato físico, mediante la coaccción física y sicológica que puede ser por dependencia económica o de familias que muy soterradamente llevan a una persona, a un niño o a una niña a un estado casi de sicosis en las que creándoles el imaginario del temor o del miedo, muy al estilo de lo que Pavlot hizo con sus experimentos que demostraron que existen personajes que mediante esta manera, y en asocio con autoridades en un país donde se les ha inculcado las vigilancias privadas pueden llevar a mantenerlas en ese estado mental donde muchos hemos resultado vilipendiados y amenazados. Como en esas historias de brujerías que son ficticias, en las que muy pocos saben lo que está aconteciendo en el fuero interno de las que están siendo subyugadas, mientras sus victimarios subrepticiamente quieren llevarlos  al  cementerio, ya que no es de ley lo que están haciendo. A muchos los llevan a esos estados sicológicos de exarcebación por el temor de las provocaciones, que los inducen bajo esas amenazas sociales a suicidarsen. O los llevan al alcoholismo, o a la drogadicción como una forma de aisalrse de la realidad en que viven.  Y en ese festín participan mancomunadamente familiares, amigos cercanos, o vecinos que en este país tanto se dan por estos imaginarios que nos han forjado, quienes mediante formas muy sutiles, obligan al que no sabe de estos trabajos casi que hipnóticos a desesperarse mediante la coacción física o sicológica. Cuando algo sucede, lo llaman locura, o que simplemente le hicieron brujería. Mentiras. Son complots en los que las amenazas son constantes y sutiles. Así lo he venido confirmando. Y claro que son tan expertos en estos lenguages que con los simples gestos, con el conocimiento de sus vidas, o porque lo han bloqueado económicamente, lo hacen aparecer tal y como me lo decía un Noé, y otros en aquellos barrios aledaños a "La Casa Embrujada" en el Quiroga, en el Centenario, en el Santander, en el Murillo Toro, y en tantos otros sitios adonde iba por mi oficio: "Qué mis negocios eran pequeños". Tan pingues y tan esquizofrénicos, qué todo un barrio y una cantidad de sapos(informantes) y delincuentes de todos los pelambres, quisieron cumplir con su sagrado deber de defender a aquellos justicieros que tenían las calles vigiladas en colaboración con unos imaginarios más parecidos a los de Pilatos, que como buenos hombres de ley, terminaron lavándosen las manos tan tranquilamente, que todavía después de muchos años siguen siendo los mejores de los mejores.  Cuando me puse hace pocos años a tratar de entender estos incordios comprendí cómo estos perversos y mal habidos son capaces de hacer  aparecer a una persona como el peor de los desgraciados que no merece vivir. ¿Y acaso los que instigan, son de mejores familias o de sangres azules?
¿No se van a morir tampoco? Los negocios entre éstos van más allá de lo que cualquiera puede imaginarse, y hasta uno llega a congratularse con que les vaya tan bien, porque por eso están ahí adonde están. Así se termina comprendiendo que lo que nos contaron los historiadores como Mario Arrubla y otros, incluyendo a Indalecio Liévano Aguirre, que fue ministro de relaciones exteriores en el gobierno del Dr. López Michelsen, que nos educaron sobre la famosa colonización antioqueña(paisa), o de otras que a larga siempre han sido muy parecidas, o de las nuevas mentalidades que se han ido formando en nuestro  país cuando el dinero de la droga hizo colapsar esas antiguas mentalidades,  que en apariencia existían sobre  el  honor y las lealtades que se sobreponían a todo tipo de pruebas, y nos sumieron en ese viejo refrán que dice más o menos:
"Lo que tienes en el bolsillo, eso es lo que vales".
El Gran Gatsby...Un libro que curiosamente un joven lozano en una universidad quiso inducir a que leyera, y que relata como por el gran amor de toda su vida, el dinero no lo es todo; pero que sin embargo nos deja la duda  sobre el origen de la fortuna de su familia, y por la cual él tiene que conseguirla, mientras disfruta de su propia vida.
Y lógico que yo no he tenido económicamente nada, sino que ciertas historias que me fueron contando estos imaginarios que aparecieron en mi vida con fines preconcebidos, pues así me lo ha confirmado la vida; y que éste que provenía de la familia de un abogado que fue en su tiempo un presunto sindicalista de la empresa de Telecomunicaciones que fue muy famosa en nuestro país, y que quiso apostillarse como el mejor de mis amigos; cuando en realidad con otros que eran hijos de agentes estatales, y unas amigas que resultaron del mismo clan, y que ahora ocupan elevadas posiciones; en el que el amigo(Memín) que murió hace poco, y que estuvo con un Aldana, después de haber logrado con otros parte de su mal habida y reencontrada manera de enloquecer y enlodar mediante subterfugios al autista que escribe esta hsitoria, y en la que usando en grupo todos sus atributos de sicología que iban desde el enredo de familia hasta la droga que fue usada por un experto(Pedrahita) expulsado de un organismo de seguridad, y del cual se ha hablado tanto durante muchos años,  adonde me dejó entrever esa extraña parentala con personajes que están dentro de ese curubito del poder; como si en verdad solamante fueran más que unos oscuros personajes al servicio de un Estado, en la que los mercanchifles eran los que mandaban. Y el autor lo dice así, para que otros lo entiendan. Unos personajes que saben cómo pueden llevar al precipicio a otro, mientras sus voraces lenguas terminan en las bocas de los rufianes que actúan por cuenta de éstos. Son los conspiradores que siempre han existido y han actuado por supuestos legados que en esas violencias ellos conocen a cabalidad. Como trogloditas continúan actuando así, usando a sus esbirros.
Estaba muy niño, cuando comencé a sentir el peso de la influencia del poder de la sicología. Ya que uno en esa edad, los que lo rodean moldean nuestras maneras de pensar de quienes no son más que los compañeros de estudios y de su propia familia.Compañeros de ruta.
Ya decía anteriormente que un bobo, siempre me esperaba a la salida del colegio Jiménez  de Cisneros en Ibagué, y que Jorgito que no solamente en esos tiempos se convirtió como mi hermano y protector, moriría en un extraño accidente de tránsito por cuenta de un hermano suyo (de apellido Vélez), en estado de ebriedad lo mató en un accidente de tránsito en una navidad en Zipaquirá, y que su otro hermano(León Vélez) moriría en Planadas a cuenta de los delincuentes de esa época(Alma Negra),  en un encuentro entre éstos y la ley, ya que era detective policial . Moriría de anemia aguda, mientras su compañero fue objeto de pavorosos desmanes, y a quien tuve la desgracia de ver en su ataud estando muy niño en el puesto de policía de la 21. Todavía no entiendo cómo un niño pudo ver y saber toda esta oleada de malas muertes, ya que a veces uno cree que todo lo sucedido tiene su origen en una marca más de Estado que de familia. Y todo ésto, en el mismo día que yo en el "Salado" en Ibagué casi me ahogo porque no sabía nadar; y como estaba muy niño, con la apariencia de estrenar una pantaloneta me arrojé a aquel riachuelo adonde con todos los familiares de éste fuimos a celebrar aquella festividad . El buen Pacho, un comerciante de repuestos de carros, y hermano medio de los dos que murieron(Mira), me salvó cuando yo ya había tomado mucha agua; lo que hizo que le cogiera temor a la natación de por vida. Pánico, mejor dicho.
Miguel A. el amigo del que he hablado en otros blogs, me invitaría a sus nataciones de disfrute y de pesca a la recién represa de Río Prado en el Tolima en algunas ocasiones, a las que me negué. Muy recién llegado a Venezuela, un desconocido habitante de Catía La Mar, insistiría a que lo acompañara en una de aquellas madrugadas a las orillas del mar,  a que fuéramos de pesca al Caribe, cosa que no hice. Aunque a pesar de todo vivo agradecido con lo contado por Heminguay  en su corta novela de "El viejo y el mar".

A mi hija de manera extraña, estando muy niña en una piscina solitaria a la que yo le hacía mantenimiento, y con la obsesión de disfrutar de la misma manera que lo hacían los dueños de aquel condominio denominado Week End, se arrojaría a esa piscina casi sin que yo me diera cuenta. Solo porque era(debe de ser todavía)  para niños, la pude salvar.Cómo si alguien la hubiera inducido a esa edad tan temprana, en donde los niños por la curiosidad y el ansia de hacer lo mismo que hacían los demás, sin saber cómo flotar o nadar, se arrojara al agua para ahogarse.
Aunque algún tiempo después, la hija de Cecilia, una amiga de esos tiempos en Venezuela, y que también estaba muy niña, casi me la mata, al cogerla de las piernas y jalarla hacia delante, mientras su cuerpo y su cabeza  se estrellaba contra las baldosas en el apartamento donde vivíamos, sin que yo pudiera hacer nada, y también como si su propia mamá la hubiera a instruido.
Así han sido todas  estas antesalas de la locura. Paranoias puras que no nos dejan ver las realidades.
¿Y qué tal que al Ud.  irse a tomar un jugo en una de esas nohes que llega a la casa contento, se lo toma sin aspavientos a pesar de ver flotando las hormigas muertas dentro del liquido? Y claro que ésto fue hace muy poco, en ese periodo en que Ud. esta tratando de salir del miedo, de la locura, o de lo que sea; y otros quisieran impedir que saliera de ese letargo mental mental en que se encuentra, constreñido por la amenaza del complot que he venido contando.
Uno anda mal de la cabeza.
O que estando muy niño, cuando muere un amigo ahogado cuando se bañaba en un río,que iba al colegio con animales domesticados que había capturado en las montañas que rodean a Ibagué, ya que era un joven campesino que disfrutaba de la naturaleza, y que mediante ésto quería animarnos a proteger a nuestros compañeros de ruta en este viaje de la vida en la tierra. Al ir al velorio, lo ve todo amoratado, a consecuencia del posible infarto que sufrió en aquel momento.
En verdad que ahora ya no creo esos cuentos, pues en mi vida he corrido muchas veces peligro; y eso que no he vivido esas violencias de las guerras que nos informan los medios de comunicación.
Vivíamos en la 16, en el edificio Cecilia de la misma ciudad, allí donde casi nos quemamos vivos con mi mamá, por cuenta de un incendio que consumió media cuadra, adonde ahora hay un comercio moderno.
Yo, en esos años de niñes en que nuestro cerebro está en formación, después de haber ido al velorio del amigo que dije anteriormente, cuando uno no sabía lo que era la vida o la muerte, en esas creencias que nos van infundiendo familiares y compañeros de estudio en aquel edificio que digo, mientras mi mamá desde la cocina me miraba y me llamaba, una cocina que quedaba al otro lado del apartamento adonde había que pasr por la sala y el comedor; al escuhar que me llamaba, por una ventana que había de vidrio en la pequeña cocina, al oir su voz y su risa, tras el vidrio de aquella ventana pequeña que nos separaba, al apreciarla, yo no veía su rostro sino el del amigo.
En medio de ese temor, al ésta insistir con su llamado, al irme acercando con temor...
Su rostro se fue figurando al de ella, y solo quedaba en mí el recuerdo del amigo muerto.
Así parece, que existen otros que mediante estos extraños trabajos de sicología, han querido hacerme aparecer como el que uno no es.
Son insidias que el autor presume que debieron de suceder por toda una gavilla que va desde imaginarios equivocados en su oficio, hasta rufianes que aparentando ser los buenongos hombres de bien, han pretendido desestabilizarme sicológicamente.
Son matones de sueños. Por no decir que así deben de haber enloquecido a  otros.
Yo los llamo, los juegos de la locura.      
 

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