EL ARTE DE ENLOQUECER 2

-No. Ese no responde!
Alcancé a escuchar.Era muy temprano de la madrugada.En alguna casa había fiesta.Se oían ruidos y risas. Recién llegado a la casa embrujada cuando no timbraban me golpeaban por la pared. Procuraban dar tres golpes de manera ruidosa. Eso me había pasado en Bella Vista en un barrio del sur de Bogotá a donde casi me matan unos maleantes.De una herencia que me habia dado mi papá en otro barrio,La Fraguita,un apartamento, que me ví obligado a cambiar a un tal Aldana por la casa en Bella Vista.Ni siquiera pude vivir un mes en ella.Andaba muy sugestionado. Una de esas mañanas,en que fuí a traer unos ladrillos para arreglarla, un agente nos regañó al del camión y a mí por impedir que su carro pasara.Iba de afán, y en el garage del lado guardaba su carro. Desde que tengo uso de razón se fraguó, y muy especialmente despues que ingresé a un grupo político,como creando una fijación,se me hacía creer que yo era un perseguido y/o un delincuente. Otro señor que tenía una tienda en una esquina,y que todavía la tiene,pensionado y del mismo oficio me decía que yo tenía una tubería rota y que su casa se inundaba.Realmente cuando llegué a vivir allí, lo hacía huyendo del apartamento que me había dado mi padre y al llegar a la casa fué peor. Una noche, muy temprano,fui asaltado.Casi me matan.Un albañil que estaba haciendo su trabajo en la casa del lado se subió y dijo:
-Si uno quisiera metérsele,por aquí lo haría.
Yo tomaba mucho licor. Se me estaba induciendo al delirium Tremens en las calles mediante sustos.Muy cerca me esperaban tres ladronzuelos que me quisieron llevar hacia una parte solitaria del barrio mientras me amenazaban con un arma. Hice lo imposible para impedirlo.Días antes habían asesinado a otro en ése mismo sector. Abandoné la casa .El dinero que me quedó por el cambio del apartamento me lo gasté pagando arriendo en otro barrio llamado San Antonio. Una amiga me habló de un contrato posible con el gobierno y me le medí.Había que instalar rejas y colocarlas en el barrio del Lago Timiza.Un familiar se arrepintió de hacer el trabajo conmigo y me ví obligado a conseguir un soldador en el mismo barrio. Eran hijos de agentes del orden, pero parecía que yo fuera la peste.Me colocaban rejas en donde no había que hacerlo y así durante un largo año perdí todo. Me enloquecí parece que algo me echaban en la bebida por que los nervios no los podía controlar y alguien salía y me aporreaba, otro me madreaba, compré unas camisas a un tal Juancho en San Victorino y todas salieron podridas.Era como si la plata de la herencia fuera una maldición.Por las calles me gritaban:
-Marica!
Y andaba afeminado.
-Ladrón!
Y yo salía corriendo por las calles. M e le quería botar a un carro. Alcancé a tomarme una botella de aguardiente,y oía voces y voces inconexas en donde me amenazaban. Estaba perdiendo la razón y no entendía.No podía concentrarme. Yo miraba hacia el cielo y veía a un agente que me escrutaba y decía:
-Ese es.
Mi corazón se agitaba, así como se agitó cuando llegué a la casa embrujada y el vecino bailaba con otro parecido al que me había cambiado el apartamento por la casa, y me seguían en el barrio, y me provocaban, y los comerciantes me echaban cuentos amenazantes, y los vecinos me señalaban pero yo ya entendía: Me habían inducido al delirium tremens, y me lo querían repetir.
No sé si para ése momento me habían colocado un aparato(transmisor-receptor) y como toda la vida me tuvieron como conejillo de indias escuché un discurso largo y coherente.Era un primo que me hablaba y regañaba.Alcancé a oir cuando dijo:
-Páseme el casette.
Yo había ido a acompañar a la cuñada,digo prima a hacer una diligencia. Ya tenía varillas en la columna.Este primo, cuando estuve en el hospital,mientras me recuperé del shock, me había dado una pijama vieja y rota.Lo hizo a propósito.Desde muy pequeño en la familia existía una rabia contra mí. Yo ya había vivido, y lo leí en la biblioteca Luis Angel Arango sobre el alcoholismo y sus consecuencias. Además durante años se me defenestó por parte de la misma familia.Durante muchos años permanecí con un susto muy terrible, que aumentaba cuando estaba en compañía de otras personas, en especial de más de tres, tenía miedo de hablar en público desde niño aun que mi coeficiente intelectual era elevado, pues mis únicos amigos desde que aprendí a leer, fueron los libros. Todavía no sé si fue un transmisor, pero he leido que a una persona cuando está en un estado de shock o sugestionada, su oido puede escuchar sonidos que otros no escuchan.Una persona normal,escucha frecuencias hasta 8000 decibeles por segundo(o frecuencias de radio pues no soy ducho en el tema).Sugestionada o conpánico, hasta 20000 por segundo.Demás que con el delirium tremens,tambien.O lo otro.Algún receptor debieron de colocarme. Lo que si sé, lo viví y lo leí, es que nunca uno escucha la misma voz de una persona, y menos un discurso largo y coherente.Creo que en un carro me seguían de cerca haciendo su trabajo.
-Primo, me decía, por dónde vamos? Me decía la prima.
Y yo no quería decir porque me acordaba de otras cosas que contare en el arte de enloquecer.Despues que le dije a dónde estabamos, el discurso largo y tendido del familiar se repitió.
Y si señor,al salir de la casa y del interior, un desechable(una persona que anda por las calles y es viciosa) me esperaba.Le habían colocado una silla sobre el andén, y estaba sentado esperándome. Tenía unos vidrios partidos en una bolsa que colgaba de uno de sus hombros:
-Sapo! Me gritó.
Yo lo esquivé,asustado. Andaba con lo vidrios y me correteó algunas cuadras.
A los pocos días, una noche, me estaba esperando. Cerca de Cafam,un almacén en donde venden casí de todo
-Sapo! Me volvíó a gritar.
Yo iba con la leche para el niño, y la comida para la casa.Vendía libros en los buses y andaba medio loco.Logró su propósito. Durante mucho tiempo,todavía, a pesar de los años que han pasado, a veces pienso que me espera.Me empujó de frente, y de espaldas contra el piso. Y yo con varillas en la columna.No puedo creer que yo sea o haya sido un delincuente.Fué entonces cuando me acordé de la tía y de las voces que dicen, ésta escuchaba en Ibagué. Y las voces seguían, y seguían . En la próxima les explicare cómo. No es tan difícil enloquecer a otro.

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