La tragedia de una historia 4.*

La tragedia de una historia 4 .Tal vez sería a finales de 1991 cuando yo ya estaba trabajando en los Corsarios. Un oficio en el que nunca había estado. Me correspondía hacer la limpieza del edificio, regar el jardín, prender las luces, hacer el mantenimiento de la piscina, controlar el agua pues allí es normal su racionamiento, ya que para el consumo humano a pesar de ser de carácter prioritario hay que estarla permanentemente racionando. Escasea. Con la llegada de los de la guardia comenzó una zozobra. Yo pensaba que me perseguían. Incluso se bañaban en horas nocturnas en la piscina o sea en horas prohibidas, el apartamento lo dejaron inundar de agua, y continuamente algún propietario se salía con la suya como si se tratase de hostigar. Fueron largos 8 meses en los que no hubo descanso. Por suerte logré trasladarme al Week End. Todo cambió. Durante un buen tiempo, tal vez la mayor parte hubo una afluencia económica para poder subsistir con la familia. Sin embargo, ya se notaba que todo tendría que cambiar. Desde que tengo uso de razón, hubo una especie de manipuleo sicológico como si alguien tratase de sugestionarme, de hacerme daño, como si un enemigo oculto tratara de desquiciarme. Doña Lilia, ya lo había hecho. En los días que estuve con ella en su apartamento, mientras se solucionaba el problema de los papeles para poder vivir legalmente en este hermano pais, a ésta se le refundieron unos dólares que no sólo me importunaron, sino que entendí que para ella la idea que tenía era que fuera un ladrón. También parecía que pensaba, que fuera un depravado. El dinero apareció, pero con todo lo que me había sucedido, yo entendía que estaba por demás, considerado como lo peor de la especie humana. Nunca entendí el porqué; pues durante toda la vida fui víctima de accidentes extraños, y además casi siempre personas que no conocía, pareciera que se fueron acercando con fines preconcebidos en la que mientras se me hacía aparecer de una manera, yo creía que se me perseguía por parte de autoridades. Es como si fuera un rufián. El tal Wilmer lo había visto tal vez dos o tres veces en el abasto de Playa Grande y resultó haciéndonos la visita en el Week End con su mamá. Ambos eran alcohólicos. Igual que yo, supuestamente, pero en la medida que vaya contando, estoy seguro que irán entendiendo lo que es un autista y también comprenderán cómo se le puede hacer el lavado de cerebro a una persona, mientras que con el cuento del alcoholismo, justificándolo, contaré cómo se le puede enloquecer y llevarlo al cementerio. Este era hijo de un Italiano que regresó a su tierra después de dejarla embarazada. Mí mujer y yo, no entendimos nada. Era amigo de unos familiares, lo mismo que de Emilio otro con el que aprendí lo básico de la albañilería y que por esos días era un trabajo bien remunerado. Este último me trajo un libro, de su padrastro que era originario de España, que después de la segunda guerra mundial emigró hasta Venezuela en la época de Franco. Un libro a donde narraba su vida en Venezuela. Siempre se me hizo creer que era un perseguido político, pero en realidad de eso no se trataba. En Colombia dos amigos que se me acercaron de joven y que fueron como mis hermanos ,fueron los que comenzaron con el descalabro de mi historia. Venezuela no fue la excepción. Despues de tomar confianza el tal Wilmer, una noche me invitó a tomar unas polas(cervezas) junto a otro que decían era un Colombiano que negaba su tierra. Era el encargado de cuidar un edificio en construcción, que quedaba a unos cuantos metros de donde yo laboraba. Me invitaron hasta allá. Ya muy tarde,de pronto llegó otro, no recuerdo muy bien, pues han pasado muchos años. Apareció otro en un carro, que era de Wilmer, y sacó uno o dos bultos de cemento. No endendí. Parecía que los sacaban subrepticiamente. No. Eso no era conmigo. Me retiré y traté después de seguirlos evitando. Algo parecido pero de otra índole me había sucedido en Colombia. Algunos días más tarde, la presidente de la junta con su esposo, resultaron supuestamente ofuscados con mi señora, y sucedió lo que yo pensé: La carta de despedida para la señora mía por parte de la administradora contratista. Nos despidieron del trabajo, y a los pocos días yo tenía los corotos(el menage personal) listos para enviarlos para Colombia. Sin embargo el administrador nos consiguió un trabajo en el edificio Orinoco en Maiquetía. Yo me quería venir, pero mi señora no. Qué desastre. Ud.vivir en un pais extraño y alguien tratando de hacerle daño. Hice un último trabajo de remodelación de un apartamento en el Week End a la doctora Carolina(una abogada que trabajaba en un Banco muy prestigioso de Venezuela) y que me pagó exactamente la noche del último día en que se devaluó el Bolívar en el Gobierno del Dr. Caldera, y después del frustrado golpe de Chávez al anterior gobernante. Su esposo, de origen Francés(un dato muy curioso) a sabiendas de mi situación me invitó a buscar una persona en mi ayuda: Persona de origen Colombiano y de tendencia a un grupo político en el que por algunos años milité en Ibagué. Qué extraño. En un pais tan lejano. Qué extraño que todo un grupo de la guardia nacional, que aproximadamente en el año de 1991 o 1992 se hubiera prestado para asustar a una persona en Los Corsarios. Y qué extraño que en la casa embrujada después de muchos años y de muchos sufrimientos resultara víctima de un extraño complot en la que yo parecía ser un delincuente político. Lavado de cerebro. Cuando en realidad éste era de familiares. Y sin embargo se tomaron la molestia para conseguirme el trabajo de conserje en el edificio Orinoco que estaba manejado por una familia de árabes, y a donde habían oficinas de importadores particulares de Venezuela. Un edificio en donde me tocaba madrugar a las 2 A.M. después de haberme acostado a las 11 P.M. Hay que resaltar que fue la primera vez en mi vida que escuché por las noches el sonido de : Zhiiiiiip! Zhiiiiiip! Zhiiiiiip! Nunca antes había escuchado esto. No sé si mi mujer lo escucharía. Era como si tuviera un transmisor-receptor en mí cuerpo. Apesadumbrado, la primera noche de vivir en ése edificio, me levanté a mirar por la ventana a ver qué era lo que pasaba. El edificio era el límite hacia una de las calles comerciales de Maiquetía. El teniente coronel de los Corsarios en Playa Grande era el responsable con sus hombres de revisar en el aeropuerto de Maiquetía los posibles alijos de droga en éste. En una madrugada en en los primeros días de mi trabajo en el Orinoco, un negro muy alto, que pudo ser uno de los mismos que me salieron en la playa de Playa Grande, en la puerta de vidrio grueso de la entrada del edificio cuando yo a esas horas hacía la limpieza me golpeó varias veces el vidrio. Yo tuve que encerrarme en la conserjería. Podía considerar que unos familiares pudieran instigar. Pero para semejante trabajo, tenía que tener una marca muy grande. No lo entiendo. Para una persona que no tiene nada. Sólo que alguien con capacidad económica y con relaciones, relaciones..., lo podía hacer. Si Ud. va a Venezuela y pregunta por el edificio Orinoco en Maiquetía, en pleno centro de esta localidad, lo podrá entender. Y si no, pregúnteselos a los que viven allá. En un jardín muy grande que tiene este edificio, bien adentro, existe un árbol que debe ser centenario, y además es de mango. Allí, por las noches, cientos de murciélagos llegan hasta éste a chupárselos. Sólo ellos los consumen. Ninguno de los inquilinos, ni de los dueños de las oficinas de importaciones que allí hay, lo hacen. Sin embargo, si ud.se pone a pensar ,los murciélagos son ciegos y la única manera de comunicarse con el exterior para orientarse, son sus ondas electromagnéticas. Mediante estas frecuencias, y otras técnicas se me trataría de enloquecer y llevar al cementerio. No es tan difícil.Yo las llamo el arte de enloquecer. En el próximo capítulo les contaré. posted by autista_1 @ 1:27 PM 0 comments Wednesday, September 27, 2006 _uacct = "UA-706524-1"; urchinTracker(); var uri = 'http://www.contadorgratis.com/c.php?page=bc805fe1128fe4016783277f593b9ad4&digit=ainv&time=' + new String (Math.random()).substring (2, 11); document.write(''); Contador Gratis EN VENEZUELA: La tragedia de una historia 3 -Hey! Tuuú....!Ven aquí!Yo estaba ensimismado.Absorto.Me había cogido la tarde en la orilla del mar.Me había instalado allí desde hacía dos o más horas en una caseta en Playa Grande,a donde me tomé varias Polares en latas mientras veía como los bañistas disfrutaban del mar.Aunque me quise ir temprano,Erwin,uno que había conocido en el abasto del mismo lugar(negocio adonde se compra el mercado)me dijo que lo eperara.Iba con otro amigo en un automovil particular.No lo había vuelto a ver desde hacía unos meses.-Espérame,que ya venimos. Me dijo.Al rato regresaron, y me volvió a decir:-Ya venimos.Ya era tarde.En esa época del año, en Venezuela se obscurece rapido.Si eran las 6 P.M. pasadas, parecía que fueran las 8 P.M. Me sentía preocupado porque desde la mañana había salido de mi último trabajo que tuve en el país hermano.Aunque éste fue el tercero,por la situación que viví allí, nunca lo he considerado como tal. Allá habría de perder todo lo ganado en los otros dos trabajos.El Bolivar se había devaluado,y lo ahorrado se esfumó en 8 días porque el dinero no valía nada.El salario no alcanzaba para subsistir con la mujer en un mes.A la niña yo ya la había enviado hacia Colombia con mi madre.Salí del edificio Orinóco en Maiquetía todo mal geniado,despues de haber tenido una rabieta con mi mujer y terminado de hacer el oficio que me correspondía. Como no tenía nada más qué hacer me pareció facil tomar un carrito e irme al primer lugar que me llevara.La playa de Playa Grande fue el sitio que escogí.Hacía poco tiempo había trabajado en Los Corsarios y en el Wedk End que eran dos edificios que estaban en Playa Grande y que pertenecían a Catía La Mar; siendo este último el lugar a donde más tiempo permanecí laborando y en donde más disfruté mi estadía como inmigrante en Venezuela. Desde el sitio que estaba podía divisar hacia arriba en la montaña, el Edifico de Vista Marina adonde unos familiares laboraban.Los carros que lo llevaban a uno hacia allá o a Catía la mar o hacia cualquier lugar del Caribe no los veía por ninguna parte.Estar tan cerca del edifio que les digo, y saber que la carretera lo llevaba a uno hacia los edificios de Playa Grande, me animaron a ascender por ésta.-Coño de la madre!Me gritó, energúmeno.Como iba distraido,tan solo me fije que una camioneta estaba estacionada en la orilla de la carretera al lado de la pendiente de la montaña mientras dos hombres de tez morena, y una mujer reposaban en el cesped,mirando hacia el cenit a una luna que radiante desafiaba el aire frío de esas noches.Al voltearme a mirar,entendí que estaban esperando a alguien para abordarlo pues se pusieron rapido de pie y corrieron hacia mí, y en el momento de ver ésto, yo ya estaba corriendo por la mitad de la carretera tratando de evitar el percance; pero el que me gritó ya se abalanzaba de primero.-Coño de la madre! Me seguía gritando, mientras yo corría en medio de la noche.El mar a esas horas se oía cuando se estrellaba con la costa.Además hay que decir que "Coño de la madre" es un termino muy utilizado por allá para ofender a una persona en la que se le da a entender que la madre de uno ejerce el ofico más antiguo de la humanidad.Sentí que el mundo se desplomaba.El brazo largo del hombre me había alcanzado, y un puñetazo me estremeció en la cara.La sangre me cubrió el rostro.De pronto en medio de la noche el sonido de un carro hizo que los dos que me perseguían se devolvieran.Los tunantes no contaban con ésto.-Hey!Colombia! Me gritó el chofer.Era un Ecuatoriano que vivía transportando pasajeros de la playa,a Playa Grande y a Catia La Mar.-Súbete chico, que te matan. Quise ir a poner la queja a la álcabala más cercana, pero no valía la pena. Yo ya tenía programado viaje hacia Colombia, a pesar que me daba pánico regresar. En ese lapso de tiempo mientras regresaba a Maiquetía, yo refrescaba mi memoria, en la que cuatro años de mi vida habían transcurrido y me preguntaba si realmente habían valido la pena, pues huyendo de circunstancias en Colombia, me daba cuenta, que aunque estaba afuera, lejos de la patria, la tragedia de una historia, una historia en la que participaron muchos, en la que durante años desde niño,f ueron tejiendo una especie de maldición que yo no entendía, pero que siempre me tocaba. En la primera fiesta que celebraron los familiares con Doña Lilia y doña Loli(otra compatriota que me colaboró)me recordaron una foto de un bebé que siempre ví desde niño y que me intrigaba. Al entrar ud. o cualquiera a donde yo vivía, aparecía la de un recién nacido desnudo.Desde que tuve uso de razón me daba pena que los amigos la vieran.En la casa de la tía Elcira(una hermana de mi padre),tambien estaba allí de primerazo.Los trabajos que había tenido,s iempre me los dañaban personajes extraños; un vestido de paño gris que compré en el centro Bogotá, se desapareció cuando viví con la tía,y durante mucho tiempo me ví obligado a permanecer con una sola muda de ropa, fuera que se me hacía creer que yo era un perseguido.En los Corsarios, en el primer trabajo, aparecieron a los 8 días un teniente coronel de la guardia nacional con su grupo de hombres cuando en la junta de propietarios se discutía sobre la posibilidad de dejarme el trabajo de conserje, que es o era como una especie de administrador del edificio, que se encarga del mantenimiento en cuanto a limpieza, manejo de piscina, reparaciones eléctricas, etc .,etc. Todos los propietarios hablaban y creían que era un allanamiento. El presidente de la junta dijo que esto no se podía hacer sin un permiso.

*Hacqueado cuando lo estaba redactando en un internet del San Pedro Alejandrino en el  Ibagué de esos años en que estaba recién llegado a esta ciudad después de muchos años de no vivir en ella, presumiblemente por el administrador en medio de esas vigilancias extrañas que se confunden entre autoridades y vigilancias privadas.

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