EN VENEZUELA: La tragedia de una historia 3

-Hey! Tuuú....!Ven aquí!
Yo estaba ensimismado.Absorto.Me había cogido la tarde en la orilla del mar.Me había instalado allí desde hacía dos o más horas en una caseta en Playa Grande,a donde me tomé varias Polares en latas mientras veía como los bañistas disfrutaban del mar.Aunque me quise ir temprano,Erwin,uno que había conocido en el abasto del mismo lugar(negocio adonde se compra el mercado)me dijo que lo eperara.Iba con otro amigo en un automovil particular.No lo había vuelto a ver desde hacía unos meses.
-Espérame,que ya venimos. Me dijo.
Al rato regresaron, y me volvió a decir:
-Ya venimos.
Ya era tarde.En esa época del año, en Venezuela se obscurece rapido.Si eran las 6 P.M. pasadas, parecía que fueran las 8 P.M. Me sentía preocupado porque desde la mañana había salido de mi último trabajo que tuve en el país hermano.Aunque éste fue el tercero,por la situación que viví allí, nunca lo he considerado como tal. Allá habría de perder todo lo ganado en los otros dos trabajos.El Bolivar se había devaluado,y lo ahorrado se esfumó en 8 días porque el dinero no valía nada.El salario no alcanzaba para subsistir con la mujer en un mes.A la niña yo ya la había enviado hacia Colombia con mi madre.Salí del edificio Orinóco en Maiquetía todo mal geniado,despues de haber tenido una rabieta con mi mujer y terminado de hacer el oficio que me correspondía. Como no tenía nada más qué hacer me pareció facil tomar un carrito e irme al primer lugar que me llevara.La playa de Playa Grande fue el sitio que escogí.Hacía poco tiempo había trabajado en Los Corsarios y en el Wedk End que eran dos edificios que estaban en Playa Grande y que pertenecían a Catía La Mar; siendo este último el lugar a donde más tiempo permanecí laborando y en donde más disfruté mi estadía como inmigrante en Venezuela. Desde el sitio que estaba podía divisar hacia arriba en la montaña, el Edifico de Vista Marina adonde unos familiares laboraban.Los carros que lo llevaban a uno hacia allá o a Catía la mar o hacia cualquier lugar del Caribe no los veía por ninguna parte.Estar tan cerca del edifio que les digo, y saber que la carretera lo llevaba a uno hacia los edificios de Playa Grande, me animaron a ascender por ésta.
-Coño de la madre!Me gritó, energúmeno.
Como iba distraido,tan solo me fije que una camioneta estaba estacionada en la orilla de la carretera al lado de la pendiente de la montaña mientras dos hombres de tez morena, y una mujer reposaban en el cesped,mirando hacia el cenit a una luna que radiante desafiaba el aire frío de esas noches.Al voltearme a mirar,entendí que estaban esperando a alguien para abordarlo pues se pusieron rapido de pie y corrieron hacia mí, y en el momento de ver ésto, yo ya estaba corriendo por la mitad de la carretera tratando de evitar el percance; pero el que me gritó ya se abalanzaba de primero.
-Coño de la madre! Me seguía gritando, mientras yo corría en medio de la noche.El mar a esas horas se oía cuando se estrellaba con la costa.Además hay que decir que "Coño de la madre" es un termino muy utilizado por allá para ofender a una persona en la que se le da a entender que la madre de uno ejerce el ofico más antiguo de la humanidad.
Sentí que el mundo se desplomaba.El brazo largo del hombre me había alcanzado, y un puñetazo me estremeció en la cara.La sangre me cubrió el rostro.De pronto en medio de la noche el sonido de un carro hizo que los dos que me perseguían se devolvieran.Los tunantes no contaban con ésto.
-Hey!Colombia! Me gritó el chofer.
Era un Ecuatoriano que vivía transportando pasajeros de la playa,a Playa Grande y a Catia La Mar.
-Súbete chico, que te matan.
Quise ir a poner la queja a la álcabala más cercana, pero no valía la pena.Yo ya tenía programado viaje hacia Colombia, a pesar que me daba pánico regresar. En ese lapso de tiempo mientras regresaba a Maiquetía,yo refrescaba mi memoria,en la que cuatro años de mi vida habían transcurrido y me preguntaba si realmente habían valido la pena,pues huyendo de circunstancias en Colombia, me daba cuenta,que aunque estaba afuera,lejos de la patria, la tragedia de una historia,una historia en la que participaron muchos,en la que durante años desde niño,fueron tejiendo una especie de maldición que yo no entendía, pero que siempre me tocaba.
En la primera fiesta que celebraron los familiares con Doña Lilia y doña Loli(otra compatriota que me colaboró)me recordaron una foto de un bebé que siempre ví desde niño y que me intrigaba.Al entrar ud. o cualquiera a donde yo vivía, aparecía la de un recién nacido desnudo.Desde que tuve uso de razón me daba pena que los amigos la vieran.En la casa de la tía Elcira(una hermana de mi padre),tambien estaba allí de primerazo.Los trabajos que había tenido,siempre me los dañaban personajes extraños; un vestido de paño gris que compré en el centro Bogotá,se desapareció cuando viví con la tía,y durante mucho tiempo me ví obligado a permanecer con una sola muda de ropa, fuera que se me hacía creer que yo era un perseguido.
En los Corsarios,en el primer trabajo,aparecieron a los 8 días un teniente coronel de la guardia nacional con su grupo de hombres cuando en la junta de propietarios se discutía sobre la posibilidad de dejarme el trabajo de conserje,que es o era como una especie de administrador del edificio,que se encarga del mantenimiento en cuanto a limpieza, manejo de piscina,reparaciones eléctricas,etc.,etc. Todos los propietarios hablaban y creian que era un allanamiento.El presidente de la junta dijo que ésto no se podía hacer sin un permiso judicial.Qué susto.

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